lunes, 30 de julio de 2012

Kelly




Encontrarte con una leyenda de tu deporte favorito suele ser algo que se te queda grabado para siempre. Pero si te lo encuentras practicando ese deporte que tanto te gusta, lo es más. Kelly Slater es una auténtica leyenda viviente, el mejor surfista de todos los tiempos. Y unos chavales brasileños se lo encontraron surfeando un spot en Mexico, donde el bueno de Slater se divirtió cogiendo sus olitas , dejando con la boca abierta a todos los presentes. Qué pasada. Por cierto, a modo de anécdota. Cuentan las malas lenguas que una situación parecida le ocurrió a Bruce Irons en La Santa, Lanzarote. Se encontró en el pico con un buen puñado de seguidores que enseguida le reconocieron. Pero era tal la calidad de las series que entraban, que le arrinconaron y no le dejaron coger apenas olas . ¿Un poco cabroncetes? Pues sí, pero es que los ídolos sólo lo son hasta que entras en el agua....

miércoles, 18 de julio de 2012

Simple


La simpleza es uno de los caminos a la felicidad. Dicen que el secreto del éxito para una marca es hacerlo sencillo: mantener las cosas fáciles y simples. Steve Jobs siempre decía "Keep it simple", con ánimo de definir la filosofía que aplicó a los productos de Apple. Y tengo que reconocer que soy un tío de lo más simple: disfruto con cosas sencillas y sin muchas complicaciones. Una de esas cosas tan simples y que tanta felicidad aporta es un largo sendero simple o "singletrack", lisito, rápido y sin sustos. El domingo pasado dimos la vuelta al valle de El Espinar, subiendo hasta el Collado de la Gargantilla y cogiendo enterito el sendero del Ingeniero. Tan simple, tan simple, que son unos 12 kms de singletrack, suficientes para saciar el hambre de felicidad de cualquier biker que se precie. Ahora, simplemente quiero repetir con más amigos. ¡Viva lo simple!

lunes, 9 de julio de 2012

En remojo



Con frecuencia pienso en lo afortunados que somos los madrileños de las montañas que nos rodean. Muchas veces no somos conscientes, pero disponer de paisajes recónditos de alta montaña tan cerca de la urbe, es algo de lo que sentirse orgulloso. Los riders locales no nos conformamos con frecuentar las pistas de mayor tránsito o los parajes de afluencia turística. Tenemos un poco de complejo de autismo y disfrutamos perdiéndonos en rincones accesibles sólo por senderos sucios de pinocha y árboles caídos, de difícil tránsito por gran acumulación de piedras, raíces e incómodos matorrales que te arañan extremidades según pasas. Existe cierto lugar en las inmediaciones de Cuerda Larga, que cumple estas características. Un pequeño circo glaciar, de complicado aunque ciclable acceso, que te deleita con un paisaje de alta montaña espectacular, de pradera verde y arroyo salvaje, teniendo siempre al sur en el horizonte el marco de las torres de la urbe. 
Ayer Vico y yo decidimos hacer una visita al rincón en cuestión, escalando los casi mil metros de desnivel que lo separan del punto de partida. Una ruta estival perfecta: casi siempre cobijados por la sombra del bosque y con un silencio sepulcral, sólo perturbardo por el crujir de las ramas a nuestro paso. Pero como siempre, el esfuerzo tiene una recompensa y para nosotros, era sin duda descabalgar de las bicis, quitarnos las zapatillas y por supuesto, sumergir los pies en el arroyo. Existen pequeños placeres en la vida que te hacen sentir vivo y estar ahí sentado, con los quesos en remojo y charlando entre risas de la ruta, es uno de ellos. Pero ayer, nos quedaba por disfrutar dos más. La espectacular bajada en singletracks entre pinos y la jarra helada de cerveza con limón al terminar.