jueves, 7 de junio de 2012

MCA


                                               

El pasado 4 de mayo recibíamos una triste noticia: Adam Yauch, el gran MCA de los Beastie Boys moría a causa del cáncer de glándula salival que le detectaron hace unos tres años. El tío ha luchado como un jabato, aunque ya al final tuvieron que anular ciertos conciertos e incluso retrasar el lanzamiento de su último disco, porque no podía más. Al final el cáncer se ha cobrado su vida: está claro que es la enfermedad que más gente se lleva al otro barrio, y la cosa no parece mejorar. El caso es que hoy toca ponerse un poco en plan abuelo cebolleta y es que esta gente que hace 20 años nos dejaba boquiabiertos con su música, han supuesto un punto de inflexión en mucha gente de mi generación. Recuerdo cuando esos maravillosos discos salían, cómo se nos metía esa música tan distinta en el cuerpo y nos encandilaba con una estética completamente opuesta a la inercia de los 80. Discos como el Ill Communication de Beastie Boys, Rage Against The Machine, Blood Sugar Sex Magik de los Peppers o Black Sunday de Cypress Hill por nombrar a unos pocos, corrían por nuestra venas como si fueran plaquetas o leucocitos. Seguramente a más de uno a la hora de hacerse una analítica, le apareció algún acorde de Tom Morello entre la agrupación de hematíes. Era época de pogos y de buscar garitos donde pincharan una música que al 90% de los que nos rodeaban le sonaba a chino. Esos garitos existían y cuando los encontrabas, los hacías tu hogar. Hoy en día todo aparece mucho antes gracias a internet y además, puedes encontrar cualquier tema sin mucho esfuerzo. En los 90 la cosa no era tan fácil: o los encargabas de importación o si había suerte, te los traía alguien de los USA. La cosa en España no ha cambiado mucho: seguimos siendo bastante borregos y encefalogramas planos en el plano musical, pero ahora si algo te mola, lo encuentras en cinco minutos. Hace 18 años la cosa era bien distinta: te tenías que convertir en una rata de las tiendas de discos underground y dejarte una fortuna en cd's raros. Pero cómo molaba llegar a esas tiendas que parecían de otro planeta y donde los dependientes parecían salidos de una peli de Kevin Smith. Además, de vez en cuando esos grupos se dejaban caer por Madrid y podías meterte entre pecho y espalda un concierto de Rage Against The Machine en la Sala Revólver, con Zack de la Rocha en su mejor momento a tan sólo unos palmos de distancia de ti. O a Stone Temple Pilots en la Riviera, con un pletórico y ebrio Scott Weiland corriendo en pelotas por el escenario. Por no hablar de ver a RHCP en la plaza de toros de Las Ventas dar brincos colosales con sus cascos flamígeros. La proliferación de bandas era espectacular y desde el apogeo del Grunge y todos sus coletazos, pasando por las bandas más innovadoras como los propios Beastie Boys o incluso un poco más adelante Korn, te proporcionaban diversión musical permanente. Las vivencias y experiencias que hemos vivido alrededor de esas melodías son ingentes, imposible resumir. Ahora mismo tengo el coco repleto de ellas, están viniendo en tromba y no puedo evitar que se me dibuje en la cara una sonrisa.
Dicen que todos consideramos la mejor música del mundo, la que hemos oído/vivido cuando hemos tenido entre 20-30 años. Es posible. Pero no sé si sería la edad o lo maravilloso de esa música nueva, grupos como Beastie Boys cambiaron nuestras vidas y la forma de ver y vivir esa edad tan especial. Gracias MCA. Gracias Adam. D.E.P.

Intensidad primaveral

El otro día echaba la vista atrás dándome cuenta de que este año ha sido uno de los más intensos en riding que he tenido. El invierno se ha mostrado seco y templado, lo que ha permitido que apenas hayamos perdonado fines de semana de bici. La primavera llegó con alguna caída fuerte que aunque no me ha lesionado, sí me ha dejado lo suficientemente tocado como para descansar tres jornadas de riding. Pero aún así, no ha estado mal, con el plato fuerte en Aínsa. Ahí van algunas imágenes de los mejores momentos.