lunes, 31 de octubre de 2011

Aínsa: Parque de atracciones.

El valle desde el Campo Base. La montaña nos esperaba....
Desde hace tiempo los marmotas tenemos una cita pendiente con Aínsa. Bueno, realmente el pasado junio, una buena representación marmotil hizo una incursión por la zona, para poder informar al resto de que estábamos ante un auténtico vergel endurero. Así que nos propusimos volver, para que los que no pudimos ir lo catáramos y además, unirnos a otros amigos que nos acompañaron el fin de semana. Jesús, Charlie, Dani y un servidor nos unimos a Turro, Oveja y Álex para dos jornadas de riding brutal.....

En esta zona del Pirineo, los riders locales en colaboración con ayuntamiento, Imba  y varios comercios, se han unido para crear una extensísima red de senderos señalizados, que forman un grupo de 12 rutas endureras de verdad. Nos parece una gran iniciativa, que está apoyando el turismo de la comarca y el impulso del Mtb. Para quitarse el sombrero, vamos. Y después de catarlo, aún más.

El viernes llegamos a nuestro campo base, unos apartamentos rurales situados en Usana, a escasos 3 kms de Aínsa. Se trata de una aldea con pocas casas, todas ellas de piedra pirenaica, que se alza por encima de Aínsa, dejando unas vistas del valle espectaculares. El viernes al llegar, nos dedicamos a beber unas cervezas y comentar la ruta que íbamos a hacer al día siguiente. Sin duda había que descansar: la zona es conocida por su importante dureza y queríamos aprovecharla bien descansados, así que nos fuimos a la cama prontito.
Las calabazas nos daban la bienvenida a la ruta

El sábado decidimos no madrugar y comenzar la ruta a las 11,30. El plan era recoger a esa hora a otro amigo que se unió a la ruta: Manu Tajada, rider semi local  y esquiador mítico de la zona de Benasque, un auténtico jabato pirenaico. La ruta decidida por unanimidad para esta jornada fue "País de Lobos", un bucle de algo más de 30 kms, que según los mapas e info de las rutas, transcurría por zonas técnicas y parajes espectaculares. El tiempo parecía que respetaba: el día amaneció nublado, sin lluvia y con unos 13º, una temperatura excelente. Las lluvias de la semana habían dejado un montón de agua en la zona, con lo que pensábamos que algo de barro podríamos encontrar...................................................
Nada más salir de casa , entramos en una trialera que nos deja en el pueblo. Es decir, trialera peñasquera nada más empezar: la cosa pinta bien. Pasamos junto al huerto de la casa, donde unas calabazas enormes nos recuerdan que estamos en Halloween. El olor de las granjas de ganado que lindan con la senda te mete completamente en el ambiente pirenaico, ya de alta montaña, de grandes praderas, hierba fresca y valles tranquilos. En el pueblo recogemos a Manu y comenzamos la ruta por las pistas que nos conducían a un maravilloso día de Mtb que dudo alguno de los que allí estábamos olviden.
El comienzo de la ruta, con subida suave. Enseguida dejó de serlo.

Como lo de narrar las rutas, puede llegar a aburrir, contaremos los "high lights" de esta jornada:

1-Los paisajes. Difícil describir con palabras la sensación de ver cómo con tu bici puedes acceder a semejantes lugares. Valles interminables, zonas de Cárcavas erosionadas durante miles de años, refugios de pastores, bosques cerrados de cuento, pueblos abandonados, ríos de cauce tranquilo, rocas llenas de musgo.... La belleza es constante, un auténtico delirio. Eso es, no hay mejor definición: delirante. Y punto.
Manu atravesando el cañón

2-La gente local. ¿Gente local? muy poca. Apenas nos encontramos con humanos, tan sólo algún caminante al principio de la ruta y poco más. Algo que hace mucho más bucólica la zona. Bueno sí, nos encontramos grupos de cazadores y un montón de perros sabuesos. Pero eso merece el siguiente apartado.
3-Los cazadores. Qué grandes los cazadores locales. Señalizan perfectamente las áreas donde van a estar y van equipados con "walkies", avisando de nuestro paso a sus compañeros. Muy agradables y simpáticos, con perros geniales que incluso nos acompañaban en ciertos momentos de las rutas. ¡¡Viva el espíritu de lo auténtico!! En este apartado es importante mencionar el dialecto "cazadorense" con el que se comunican. Bueno, hemos dicho que llevan walkies pero no les hace falta. Alaridos de ¡¡¡¡YAaaaJAAAAAAA!!! ¡¡¡UEEEEJAAAAAA!!! ¡¡¡¡¡¡UAUAUAUAUAUAUA!!! son constantes y los trae el eco. Vamos, que si no llegamos a ver a los cazadores y saber que eran ellos, podríamos haber pensado que estaba cerca la fábrica de Orcos Uruk-Hai de Saruman....Lo peor es que nosotros les contestábamos. Pero no se lo digáis a nadie.
Nuestros amigos, los sabuesos locales. ¡Rastreator!

4-Los singletracks. Madre mía, qué vergel de sendas. Te internas en ellas y parece que entras en un submundo de irrealidad, donde ya sea subiendo o bajando, tu mente se centra en el camino, pero sin olvidar la belleza que te rodea.
¡Singletracks!

5-Las bajadas. Diversión absoluta. Larguísimas, con zonas técnicas, rápidas, reviradas, con y sin piedras, entre árboles, cerca de barrancos...de todos los gustos y colores. ¿Ya he dicho diversión? ¿diversión absoluta? Eso es.
Bajadas de sonrisa constante.

6-EL BARRO. Dios mío, Dios mío.....¿por qué me has abandonado? De verdad que llegué a a pensarlo. De hecho en algún momento creí sentir como si un romano me diera de beber vinagre en una esponja y me clavara una lanza en el costado. Ríete del mayor infierno en forma de barrizal que hayas visto nunca: me apuesto lo que quieras a que se quedará corto comparado con esto. Las subidas ya habíamos dicho que eran duras ¿verdad? Pues bien, eran barrizales interminables. Calas con bloques de barro, bicis que dejaban de rodar, cambios saltando como si estuvieran en el Circo del Sol....   Si algún día veis riesgo de barro al afrontar una jornada de enduro en la zona....pensadlo muy bien antes de optar por una ruta de las más duras.
No volví a ver los tacos hasta el final de la ruta. Esto era a la mitad y fue subiendo...

7-Los protagonistas. Inmediatamente en las subidas, se establecieron dos grupos claros: Turro, Oveja, Álex y Manu iban en cabeza. Sufriendo y resoplando como búfalos, pero con muchísima fuerza y casta. Más retrasados íbamos los marmotas. En las bajadas, yo me unía algo más a Turro, Oveja y Álex, pero lejos de resistir sin parar como ellos en esos descensos tan larguísimos.
Somos un poco malotes. Dani con peinado SnoopDog.

8-La suerte. Aunque el barro nos hizo pensar que alguien igual había hecho vudú para que sufriéramos más , fuimos muy suertudos por unas cuantas cosas realmente importantes: apenas tuvimos problemas mecánicos (una cadena que hubo que ajustar, un pinchazo y la suela de mi zapatilla que iba de lado). Jesús cascó su roldana de cambio al llegar al pueblo de vuelta...al final de la ruta.  Por la cabeza de todos nosotros pasó la pregunta de: "¿y si nos llega a pasar allí arriba en medio de la nada....?" Ah, y en ningún momento diluvió.
9-La petación. Sí amigos, tengo que reconocer que peté, aunque luego conseguí reponerme. Alguno también petó en algún momento, pero todos después conseguimos recuperarnos. Pero sí, otro "highlight" de la jornada fue la petación, no podemos dejar de ponerlo.
10- El clima. En seis horas y media en la montaña...¿qué clima puedes esperar? Efectivamente, un coctail como está mandado.  Al principio, nublado y con temperatura agradable. Luego llovió brevemente, pero seguía la temperatura agradable. Después salió el sol y la temperatura dejó de ser tan agradable, haciendo que algunos entráramos en un proceso un tanto agobiante de cocción/derretimiento.¿Llevo la válvula del Camel abierta? Ah, no, es mi cuerpo derritiéndose por la humedad y el calor. ¿Y en las zonas altas? sí, hacía fresco, con vientecito un tanto traicionero y temperatura menos agradable.
El tiempo fue variable, pero siempre con buena temperatura.

10-La benemérita. Al llegar al pueblo, las autoridades locales intentaron convencer a nuestro Ex Marine Charlie para que comprara una rotonda. O eso es lo que creí entender. Curioso. Creo que no le convencieron, pero curioso, ¿verdad?

En definitiva........¡¡quiero repetirla!! Pero con menos barro, por favor. Qué pedazo de jornada de Mtb. La muesca que ese día hice en el fusil es de las que no se borrarán nunca.
El lavado de las bicis llevó su tiempo.


La tarde del sábado la pasamos por el pueblo, cenando tranquilamente y los marmotas tomando una copichuela , pensando que tal vez pudiéramos interactuar con los locales...pero pocas oportunidades hubo. Así que a dormir para bajar el nivel de petación.

El domingo hubo cisma en el grupo: Dani, Charlie y Jesús decidieron partir a Madrid, visto que Jesús no podía usar su bici y que el resto estaban bastante petados. A mí me costó, pero Turro me convenció y me quedé con Oveja, Álex y él para hacer la Trilogía de San Vicente. SI ahora mismo me dijeran cuál ha sido la parte en la que más he disfrutado en este fin de semana, lo tendría realmente difícil.... Pero es que las bajadas de la Trilogía son absolutamente maravillosas. Bastante limpias, larguísimas, con un terreno perfecto para tumbar todo lo que quieras, algún salto..... La ruta salió redonda: no tuvimos barro, hizo un día de sol espectacular, los paisajes son la leche y no hubo ninguna avería.
El domingo fue casi de verano.


¿Se puede pedir más en un fin de semana?

Sí, por supuesto. ¡Menos barro!

2 comentarios:

  1. Que grande eres Felix, nadie lo hubiese narrado mejor que tu.

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  2. Gracias tío! La verdad es que el finde merecía una narración en condiciones : ))

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